DESCRIPCIÓN
Buscando lugares nuevos que probar y en el contexto en el que queríamos celebrar algo juntos y solos por una vez en mucho tiempo nosotros, la madre y el padre de la familia, nos decantamos por un sitio donde probar una gastronomía moderna y variada. Buscando opiniones a través de la red dimos a parar con el restaurante Goceco en Fuenlabrada.
En primer lugar y nada más entrar, nos encontramos con una sala un tanto pequeña y apretujada donde las mesas están algo cerca, pero con mucho estilo. Todo tiene un ambiente tranquilo y el personal es muy agradable y atento.
La carta es a través de un código QR la cual coincide al detalle con la que se puede ver en su página web. Existen dos cartas distintas; una para la sala, que fue de la que dispusimos nosotros; y otra de bar y terraza.
Tienen una variedad interesante de vinos, aunque no engañaremos si decimos que echamos de menos algún tinto D. O. del Somontano, pues el que tenían de esta zona era únicamente blanco. No hubo mayor problema, pues aprovechamos la ocasión para probar un Luis Cañas Crianza de La Rioja, lo cual fue un increíble acierto.
A partir de aquí todo fue positivo; tras pedir el vino nos trajeron una tapa que poseía una base de torrezno con una especie de ensaladilla de pollo al curry. Este último sabor estuvo muy presente y extraordinario. No fue más que una pequeña introducción que nos indicó el nivel de cocina y sabores de los que goza este lugar.
A continuación apareció el camarero que nos atendería el resto de la noche, una persona sumamente amable que tuvo a bien hacernos recomendaciones y ser muy atento. Tuvo el detalle y la delicadeza de explicarnos todos y cada uno de los platos indicándonos a la perfección incluso la forma de elaboración de cada uno de ellos. Daba gusto escucharlo explicar tanto detalle.
Después de explicarle nuestra idea de probar los entrantes y platos que ambos pidiéramos, nos indicó que, en ese caso, nos traerían todos los platos uno a uno para compartir. Además, y para que pudiéramos probar el mayor número de entrantes posibles, nos ofreció en según qué plato la posibilidad de pedir media ración.
Tras numerosos consejos y explicaciones, ordenamos dos entrantes fríos y uno caliente además de un plato frío y otro caliente. Un detalle interesante fue que nos fueron trayendo lo frío primero y ya después lo caliente… estupendo.
Hay que mencionar que la atención fue maravillosa a lo largo de toda la cena, pues había personal en la sala que se nos acercaba y nos servía nuestro propio vino si nos veían las copas vacías. Nos cambiaban el plato con cada entrante y los cubiertos a mitad de cena. ¡Inmejorable!
Pero no seremos más pesados e iremos a lo que de verdad importa… ¡la comida!
Burrata sobre brotes tiernos con praliné de pistacho y cecina de León
Primero llegó la burrata. Este plato lleva tomate escama, praliné de pistacho picado, cecina y un poco de picante muy sutil. La burrata aporta un sabor fresco que al entremezclarse con la cecina y los brotes dan una sensación que refuerza ese frescor tan agradable en boca. No se hace nada pesada y es muy cremosa y ligera.
Ensaladilla con ventresca, huevas de trucha y mahonesa de ajo negro
En segundo lugar probamos la ensaladilla. Este plato lleva tapenades, encurtidos, aceituna, mahonesa de ajo negro, huevas y mojama en aceite. Huelga decir que no es una ensaladilla normal y corriente sino «la madre de las ensaladillas». El recuerdo original típico de la ensaladilla bien hecha, pero repleta de sabores nuevos en su superficie que la acompañan y que dan ese toque especial. Sin embargo es sencilla y equilibrada y despierta las ganas de no probar otra que sea distinta. La mahonesa de ajo negro en pequeñas proporciones mezcladas con el resto es todo un acierto. Aporta esa diferencia. Tiene también escamas de sal marina Maldon.
Carpaccio de vaca premium aderezado con mostaza verde y tomate escama
Con este plato nos trajeron una regañás. Se nota que el género es bueno y muy alejado de otros carpaccios, ya que posee un sabor muy potente y nada sutil. No pasa desapercibido e incluso el aceite tiene presencia. Por separados con sabores muy conocidos pero juntos hacen la combinación perfecta. El aceite, la carne, el queso y el tomate escama hacen de esta una opción muy interesante. Si algo nos ha molestado de otros sitios a los que hemos ido a comer es que el carpaccio sea demasiado «sutil», excesivamente ligero… sin embargo este no tiene para nada esos tintes.
Patatas revolconas versionadas Goceco
Cuando nos trajeron este entrante caliente, nos avisaron de que se come de arriba hacia abajo sin mezclar. Texturas muy nuevas con un torrezno espolvoreado por encima, un puré de patata y un chorizo justo debajo. Una especie de deconstrucción de las clásicas patatas revolconas que da mucha curiosidad. Esta era media ración, al igual que la ensaladilla y, sin embargo, la cantidad fue bastante generosa.
Carrilleras de cerdo ibérico estofadas a nuestra manera
Con la carrillera no os engañéis, no os hará falta el cuchillo. Se deshace con tan solo tocarlo con el tenedor. Una estupenda cocción, sabor con bastante potencia y el acompañamiento le da un toque original. La salsa está muy reducida, con una textura ideal y un sabor acorde con lo que se espera al ver el plato. La fresa por encima le aporta un toque de originalidad muy acertado.
Tras este despliegue de sabores no nos íbamos a ir de allí sin probar los postres.
Tarta de queso en texturas
Cabe decir que hemos probado diversas versiones de tartas de queso, y aun así decidimos darle una oportunidad a la de Goceco… y no fue para arrepentirse. Una tarta de queso con todos los sabores tradicionales pero con una textura de espuma. Estupendo sabor siendo completamente ligera. Hecha con fresa liofilizada, crumble de frambuesa, huevo campero, un buen queso mascarpone… no dejéis de probar este maravilloso postre.
Chocolate blanco con yogurt, cereza negra y tierra de Oreo
Este postre también tiene muy buen sabor y cumple con la ligereza del anterior. Además, no se hace nada pesado y tiene una textura original con un frescor agradable. La cereza negra sobre el postre tiene potencia, pero se ve rebajada con la mouse de chocolate blanco que la hace menos densa. La tierra de Oreo nos recuerda al sabor inconfundible de la galleta. También lleva fresa liofilizada acompañando al dulce.
La mesa de al lado nuestra lamentó no haberlo podido probar pues el nuestro fue el último :_D
En definitiva, un lugar estupendo para ir a comer, sobre todo si queréis probar sabores nuevos y cocina de calidad. Sabores ricos y platos nada pesados. Todo goza de sofisticación acompañado de un personal excelente que te explica absolutamente todo sobre la elaboración de los platos. Un lugar altamente recomendado.