Lagosta Real (Lisboa)

DESCRIPCIÓN

Creíamos que nunca llegaría el día de tener que reseñar negativamente un establecimiento, pero nos tememos que ese día ha llegado. Normalmente, solemos intentar resaltar aquellas características positivas y negativas de la manera más neutral posible y, en líneas generales, suelen existir más cosas buenas que malas en los distintos restaurantes en los que hemos estado. Pero este no fue el caso, como veréis más adelante.

Después de habernos deleitado con un bonito paseo por el centro de Lisboa y haber disfrutado de sus calles, sus pasteles de nata y su catedral, nos dirigimos hacia el coche para emprender la vuelta a casa. Pero no vamos a negar que nos sentimos bastante atraídos por el ambiente que se respiraba en la calle R. das Portas de Santo Antão y sus numerosos restaurantes colocados a ambos lados de esta calle peatonal.

Tras observar que incluso nos costaba conseguir sitio para sentarnos en algunos de ellos, nos decantamos por el restaurante Lagosta Real, cuya publicidad a pie de calle mostraba unos precios que en nada se parecían a los que posteriormente comprobamos en la carta. Este fue el primer punto negativo, pues empezamos a sentirnos como los típicos turistas a los que van a cobrar «lo que el restaurante quiera».

Aun así, y dado que era una zona de mucho turismo, decidimos continuar adelante tras comprobar que poseía una buena puntuación aunque, eso sí, con el nombre cambiado; curioso, ¿verdad? Una vez realizado el pedido, leímos una a una numerosas críticas de este lugar en la que se especificaba que «no sabían de dónde obtenían tantas estrellas, pues los comentarios escritos no se correspondían con la realidad de las valoraciones».

No obstante, nos aventuramos a seguir adelante pues no sería la primera vez que un lugar goza de mala fama y después no es así, bien por cambio de dueño, bien por cambio de dirección. Así que… ¡vamos allá!

Lo primero de lo que hablaremos es del local. Una terraza bastante concurrida y un interior suficientemente grande como para albergar a numerosos comensales. Mesas, sillas, decoración y ambiente bastante sencillo y común. Un lugar del montón diseñado para «echar de comer» a los turistas y «a otra cosa». Nos sorprendió que tenían un numeroso personal pero una cocina bastante lenta y caótica. Pudimos apreciar que mesas que habían llegado más tarde eran servidas antes que nosotros, otro punto negativo.

Interior del establecimiento.
Interior del establecimiento.

Empezaremos hablando del plato de la más pequeña; sus clásicos Calamares fritos. La cantidad fue correcta y el sabor normal. Un plato con arroz, algo de ensalada y unos cuantos calamares fritos. Un precio algo elevado para lo que lleva, pero como hemos dicho anteriormente, era una zona turística.

Calamares fritos. Lagosta Real (Lisboa).
Calamares fritos.

Nuestro hijo mediano optó por el Bitoque; un filete de ternera con un huevo frito, patatas y arroz blanco. El arroz tenía buen punto, el filete estaba bastante pasado, el huevo frito demasiado hecho y las patatas fritas eran precocinadas. Un plato demasiado sencillo para su precio, aunque un acierto seguro para los más pequeños. La salsa del filete no estaba mal, aunque es difícil no acertar.

Bitoque. Lagosta Real (Lisboa).
Bitoque.

El siguiente plato fue el que pidió nuestra hija mayor, un Carne de cerdo con patatas y almejas. Efectivamente, un mar y montaña en un mismo plato. Una apuesta, en principio, interesante pero que pronto se hace pesado. La mezcla de sabores no estaba especialmente conseguida, aunque la cantidad fue correcta. Puede llegar a gustar este plato, pero era bastante grasiento.

A su vez, el género no era precisamente el mejor y la ejecución dejaba que desear.

Carne de cerdo con patatas y almejas.
Carne de cerdo con patatas y almejas.

El cuarto plato que explicaremos fue quizá el mejor de todos. Tenía un buen sabor, una presentación aceptable y una cantidad generosa. Se trata del Arroz de marisco; una cazuela de arroz caldoso cocido con diversos ingredientes que le dan un sabor característico a mar, tales como gambas, mejillones, almejas, etc.

Ser el mejor plato de los que probamos no implica necesariamente que fuera espectacular, pero al menos se correspondía un poco más con su precio. Quizá habría sido mejor utilizar menos cilantro, pues abusar de esta hierba puede ser sospechoso, pero al menos podía percibirse el sabor al que se hace alusión en el nombre.

Arroz de marisco.
Arroz de marisco.

Por último, hablaremos del Arroz de polvo; un arroz caldoso con varios trozos de pulpo y exceso de cilantro. El sabor del pulpo casi no se aprecia, no se sabe bien si por las especias o porque el género dejaba mucho que desear. El punto de cocción del arroz no estaba excesivamente mal, pero es un plato que para nada vale su precio. Si os gusta el pulpo, no lo pidáis. Solo servirá para añorar más su sabor.

Arroz de polvo.
Arroz de polvo.

Las cantidades eran lo único que no estaban especialmente mal y, habiendo comido bastante, decidimos pedir la cuenta para dejar nuestro sitio a otros comensales. Dejando a un lado la ironía, nos llegó una grata sorpresa de la que ya estábamos advertidos en comentarios que leímos, un cargo adicional por «propinas» que alcanzaban unos 8 €. Siendo conocedores de que en este país las propinas son absolutamente voluntarias y que no pueden cobrar nada que no hayan servido, procedimos a consultar por qué era ese cargo. El que parecía ser el responsable del restaurante, que fue también quien nos atendió, nos explicó que era una tasa por propinas que solían poner, pero que si no estábamos de acuerdo podían quitarla.

Y así lo solicitamos dado el mal servicio, la diferencia de precios en según que carta, la publicidad prácticamente engañosa, la calidad de los platos y el «regalito» en la cuenta sin consultar. No hubo lugar a discusión, volvieron con una cuenta nueva, pagamos y nos marchamos.

RESUMEN

Un restaurante que NO RECOMENDAMOS dada la calidad de los platos, la diferencia de precios entre lo que anuncia la publicidad y las diferentes cartas de las que disponen, el mal y lento servicio y el intento de «colarte» unas propinas cuando en Portugal no son obligatorias. Desconocemos si el resto de establecimientos de esta calle turística corren la misma suerte, pero desde luego a este no es aconsejable acudir. Además han cambiado el nombre, lo que hace difícil «rastrear» las valoraciones del restaurante.

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2 comentarios

  1. Lástima que se tengan que dar estas opiniones de un Restaurante ,que por lo visto,no actúa como tal,pero de seguir así,no le auguro mucho tiempo.Agradezco que podamos «conocerlo» verdaderamente,con vuestra opinión ,tan sincera y excelente,para wue no nos llevemos esa decepción y a veces disgustos,por no haber quien pusiera la realidad de dicho Restaurante.Como siempre:Gracias frugocio.es.

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