INFORMACIÓN BÁSICA
- Localización: Aquí.
- Pros: El monasterio alberga un Museo de Arte Oriental de una gran riqueza.
- Contras: Es importante que la persona de la entrada te proporcione un plano del monasterio y te indique su recorrido. En nuestro caso así fue y, sin pérdida, pudimos disfrutar de la visita completa.
DESCRIPCIÓN
Sin duda, uno de los imprescindibles que no te puedes perder, si visitas la ciudad de Ávila, es el Real Monasterio de Santo Tomás. Aunque situado un poco lejos del centro histórico, merece totalmente pasar unas horas allí descubriendo su historia con la ayuda de la audioguía de la que disponen.
Precio y Horario.
La entrada al monasterio está incluida con la Ávilacard, la cual recomendamos en vuestra visita, pero si no disponéis de ella su precio es de tan solo 4 euros (2 euros la entrada reducida).
Su horario es bastante amplio. Abre todos los días de 10,30 – 14 h y de 15,30 – 19,30 h.
El día 11 de abril de 1482 se ponía la primera piedra de un Convento de Dominicos dedicado a Santo Tomás de Aquino en un acto solemne. Fue promovido por Fray Tomás de Torquemada e implicó al tesorero de los Reyes Católicos. Tras la muerte de este último y la escasez de dinero, se incorporaron al proyecto los propios Reyes, llegando a convertirse en la maravillosa edificación gótica e isabelina que es ahora.
Tras pasar al interior nos encontramos el primero y más antiguo de sus claustros llamado «Claustro del Noviciado o de la Enfermería». Destaca la sobriedad de su estructura. Tiene pequeñas dimensiones, poco más de doce metros en sus lados más cortos y catorce en los contiguos. Posee dos pisos desiguales con veinte arcos y columnas octogonales. Este claustro conserva el espíritu del pequeño convento que en un principio estaba previsto construir, sin embargo, cuando los Reyes Católicos deciden dedicarlo a mausoleo del príncipe Juan, sus pretensiones y dimensiones crecen hasta convertirse en uno de los monasterios más grandes de España.
Es muy original la situación del pozo, pues está en un lateral en vez de en el centro. Destaca también que todo el patio esté enlozado con grandes piedras de granito.
Seguidamente pasamos al segundo claustro. En este caso se trata del Claustro del Silencio o también conocido como «Claustro de Difuntos», ya que antiguamente se enterraban al lado a los religiosos. Es el corazón del monasterio, tanto por su belleza como por ser el centro a través del cual se comunican sus estancias más relevantes.
El claustro tiene unas dimensiones mayor que el anterior, exactamente 19,40 por 20,90 metros. Consta de dos puertas de accesos a él y dieciocho arcos en su parte inferior, además de Treinta y ocho arcos y columnas en la parte superior.
Mientras recorremos el claustro disfrutando de él, en la pared norte, incrustado en el muro que comparte con la iglesia, encontramos el Confesionario de Santa Teresa. Aquí acudía con frecuencia envuelta en su hábito, soportando con entereza, el intenso frio invernal que se colaba a través de los viejos arcos. El confesionario es un espacio sencillo que quedaba aislado de miradas gracias a las puertas de madera que permitían la confesión con la máxima discreción. Al otro lado el confesionario está comunicado con la capilla del Cristo de la Agonía.
Más adelante ascendemos por una hermosa escalera hasta la parte superior del claustro. Allí encontramos una puerta que da acceso al Coro. Cabe resaltar su magnífica sillería en nogal de estilo gótico flamígero, compuesta de cuarenta y cinco sillas en la parte superior y treinta y cuatro en la parte inferior.
Desde aquí se goza de una excepcional vista de la Iglesia, estructurada en una sola nave con siete capillas laterales. Estas capillas están dedicadas a Santa Teresa de Jesús, San Vicente Ferrer, San Martín de Porres, Santo Domingo y San Francisco (fundadores de las ordenes de los dominicos y los franciscanos respectivamente), Santa Catalina de Siena y Cristo de la Agonía.
Tras bajar por las escaleras vemos la puerta de la Sacristía, puerta en la que su estilo no se corresponde con el del monasterio. Esto es debido a un incendio, que tras él la entrada original fue cegada habilitándose otra más cercana a la iglesia.
Una vez entramos a la iglesia nos encontramos directamente bajo el arco tendido que sostiene el Altar Mayor y muy cerca del Sepulcro del Principe Juan. El mencionado sepulcro se realizó en mármol por Domenico Fancelli. Posteriormente, en 1809, la tumba se profanó y se desconoce dónde se encuentran los restos del joven príncipe.
El Retablo Mayor fue realizado por Pedro Berruguete en estilo gótico, el cual está compuesto por diecinueve pinturas. El conjunto mide veintiún metros de alto.
A continuación, una vez que nos hemos deslumbrado con la Iglesia, salimos al último y más amplio claustro. Su nombre es Claustro de los Reyes debido a que todas las estancias que se abren a él, a excepción de la sacristía, estaban al servicio de los Reyes Católicos dado que este convento fue elegido por ellos para sus vacaciones de verano. Carece casi de ornamentación.
Finalmente visitamos los dos museos que ofrece este monasterio y que podemos encontrar es este último claustro.
El primero de ellos es el Museo de Ciencias Naturales. Es una recopilación de la fauna, flora y minerales traídos desde todos los rincones del mundo. En las distintas vitrinas están distribuidas y ordenadas por el continente de procedencia.
El segundo de ellos nos encantó y le dedicamos muchísimo tiempo pues tenía cosas muy interesantes. Se trata del Museo de Arte Oriental, uno de los dos que existen en España. Lo componen obras procedentes de Japón, Vietnam, Filipinas y China; muchas de ellas traídas por misioneros dominicos durante los años sesenta. Queremos destacar el gran valor antropológico, cultural y artístico.
Una pieza que llamó nuestra atención fue la Montaña Taoísta. Esta mencionada pieza es una escultura en forma de árbol que estaban situadas en algunos templos de las provincias costeras del sur de China. En las ramas estaban diseminadas cavernas con pequeñas imágenes de divinidades taoístas. Eran el centro de veneración tanto en los templos como en los monasterios.
La mayor parte de ellas fueron destruidas durante la Revolución Cultural entre 1966 y 1976. En otras solo se salvaron algunas imágenes sueltas.
Este ejemplar es del s.XVIII proveniente de Hong-Kong. Consta de veintiuna figuras siendo la principal la diosa taoísta Doumu, Madre de la Osa Mayor.
En conclusión, un monasterio que nos ha encantado por su riqueza histórica, la buena audioguía de la que dispone y sus dos museos que lo complementan.
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Catedral de El Salvador (Ávila).
Maravilloso los tesoros en sí,que tiene dicho Real Monasterio y tan bien explicado cada detalle.Digno de visitarlo, tendremos que hacerlo,ya que no se puede dejar de ver,por su interés tan especial.
Así es. Visita obligada 😀