DESCRIPCIÓN
Llevábamos bastante tiempo queriendo ir a este restaurante y qué mejor momento que para celebrar un cumpleaños de uno de los papis. El Restaurante Yakitoro, conocido por ser originalmente del famoso Chef Alberto Chicote, es ahora es dirigido por Luis Ángel Pérez pero este sigue manteniéndose como accionista. Si bien su esencia prevalece y, como os iremos enseñando, tiene mucho que ofrecer. Nosotros acudimos al de la calle Reina pues hay otro en el Paseo de la Castellana.

Nada más entrar nos fijamos en el primer detalle: el baúl. Como si se tratase de un asiento adicional, encontramos un baúl para guardar todo aquello que «nos sobra»; el abrigo, el bolso… lo que queramos. El siguiente detalle es aún mejor, el centro de la mesa. Una fila cubierta de hielo con diferentes tipos de cervezas, desde las clásicas conocidas hasta las artesanas elaboradas por el propio restaurante. Algo bastante útil, pues además de mantener frías esas mismas cervezas podemos mantener el resto de bebidas que se pidan.

Probamos unas de las cervezas del propio Yakitoro, un sabor muy bueno con ausencia de gas; una apuesta muy interesante.
Antes de seguir contando nuestra experiencia os advertiremos que lo más interesante de este restaurante es pedir diversos tipos de tapas y probar el máximo posible. Nos recomendaron que lo ideal sería pedir tres por persona.
Merece la pena experimentar toda clase de sabores y mezclas singulares que este lugar nos puede ofrecer.
Una cosa que no debería pasar en este tipo de restaurantes con tanta fama es el quedarse sin género para elaborar varios de los platos. Un caso fue el de la Entrecostilla de buey Wagyu que fuimos con muchas ganas de probar por haber leído muy buenas opiniones. Esta vez nos tuvimos que quedar con las ganas.
Os iremos mencionando por orden de llegada los diferentes platos, ya que los pedimos todos de una vez y fueron para compartir. Nosotros éramos cuatro personas que comen bastante y una niña pequeña de seis años, de modo que teníamos que seleccionar de manera correcta lo que pedir atendiendo a la diversidad de gustos de cada uno de nosotros sin olvidar las preferencias de la pequeña.
El primero de todos los platos en hacer aparición fue una elección de nuestra hija mayor, el Bao de oreja crujiente. Un panecillo típico asiático cocinado al vapor con un interior de oreja crujiente y a la vez suave, no llegando a tener la textura típica de la oreja cartilaginosa.

El siguiente en hacer aparición fue el Arroz oriente. La camarera nos sugirió, muy amablemente, si deseábamos la salsa aparte por si no le gustaba a la pequeña. Originalmente los tres elementos vienen mezclados. Al final lo mezclamos igual, pues también le gustó la salsa, pero fue un detalle a agradecer. Un sabor increíble con un punto de cocción perfecto.

El próximo en la lista también fue uno que gustó a todos; Patatas fritas en tempura. Tenía un regusto dulce con una textura muy crujiente. Quizá fue el plato menos sorprendente, pero sí es cierto que es seguro para niños que sean algo más especiales comiendo.

Después llegó el turno de los Dados de boniato al carbón. Si sois amantes del boniato os encantará este plato ya que está cargado de sabor. Su textura era muy suave y muy dulce al paladar.

El quinto plato fue una arriesgada decisión, ya que era posible que solo nos gustara a uno de nosotros. Sin embargo no fue así, pues el Nem de cangrejo tigre tenía un toque picante y era muy jugoso en boca. Una especie de rollito relleno que, sin duda, puede ser al gusto de todos.

Después llegó el Tartar de bonito y maíz. Su presentación era muy bonita, como la de casi todos los platos. Se trataba de una fila de trozos de bonito con la salsa a su lado. Nos aconsejaron mezclarlo, pues sería la mejor manera de degustarlo. El plato es algo picante y fuerte pero muy rico si te gustan este tipo de sabores.

Los Mejillones con sopa de coco tailandesa fueron los siguientes en hacer aparición. Como su nombre indica, una salsa de coco bañan los mejillones que vienen acompañados de limón por si se desea echar unas gotas por encima. La salsa estaba muy bien de sabor y la cocción de los mejillones era correcta, no obstante, no se trató de un plato que emocionase. Lo que sí hay que mencionar es que se trataba del más abundante de todos.

Nuestro hijo pidió el Pollo con guacamole picante y acertó. Un sabor increíble que nos encantó pues el gusto del guacamole casaba muy bien con el pollo y el plato, en líneas generales, estaba muy bien con un fondo dulzón que emocionaba. Lo único negativo fue que era bastante escaso. Algún trozo de pollo más o, en su defecto, trozos más grandes, habría estado mejor.

El siguiente que trajeron era uno con una muy buena presentación: Tuétano de ternera asado. La parte comestible viene metida en su propio hueso donde, por encima, lo acompaña una especie de piel de cebolla crujiente. Venía con pan, aunque tardamos en empezar a probarlo y este se puso duro. A pesar de que su sabor era bueno, su textura era gelatinosa. A los niños no les gustó mucho y tuvimos que comérnoslo los adultos.

Los Dados de solomillo con curry rojo llegaron después. Su salsa nos recordó a la cocina hindú y su arroz culminó ese recuerdo. La cantidad de salsa y arroz era muy adecuada, aunque se echó un poco de menos algún trozo más de carne.

El Saam de bonito con kimchi dulce nos recordó a una de nuestras cocinas predilectas: la coreana. Su kimchi, fiel a los sabores de dicha cocina, combinada con un buen género, dan como resultado este plato que también se llevó una buena puntuación de entre todos los que pedimos. Su base compuesta de una hoja de lechuga, culmina su presentación de una manera muy agradable. Recomendado si os gusta esta clase de comida.

Por último, y terminando con los platos antes de pasar al postre, nos trajeron el Chipirón de anzuelo a la brasa con sabayón de sésamo. Un plato rico que pasó desapercibido si lo comparamos con el resto. El chipirón tenía buen sabor pero el arroz que le acompaña no es nada especial. Para colmo también iba bastante justo de cantidad, como algunos de los otros platos.

Para finalizar os hablaremos de los postres. Por un lado pedimos Algodón de azúcar. Como principalmente iba ser devorado por los más pequeños, nos ofrecieron cambiar los polvos picantes que originalmente trae el plato por unos de color rosa que no supimos si eran de fresa o de frambuesa.

El otro postre de la lista es la Tarta de queso Yakitoro 2.0. Quizá uno de los mejores postres que hemos probado, ya que a todos nos gustó. Una tarta de queso con bándano, chocolate blanco y queso Philadelphia. El bándano es una hierba eurasiática que da sabor y color al postre. El toque de chocolate blanco se nota bastante y el queso Philadelphia deja un regusto fresco muy sabroso.

Terminada la cena, llegó el momento de pagar. Teniendo en cuenta la calidad de los platos y el buen servicio, el precio nos pareció correcto.

RESUMEN
Un restaurante con una calidad evidente en sus platos. Sabores de fusión muy bien conseguidos que nos hace recordar la cocina asiática. Aunque no es excesivamente caro, se echa de menos que los platos traigan más cantidad. También es cierto que los camareros bien podrían explicar cada plato cuando lo traen pero, en caso de querer saberlo, no hay más que preguntarles. El servicio es bueno y rápido y la amabilidad está presente en todo momento.
Ateniéndose a las fotografías, hecha a los platos y vuestro comentarios, no te dre más remedio de entrar algún día, a degustarlo, por la exquisitez que se nota en la mayoría de ellos, aúnque también miraré vuestros consejos, que en algún otro, eran más escasos pero en general, «Estupendos»
Seguro que no te decepciona 😊
Dejo otro comentario,porque cada vez que lo he vuelto a mirar,más me sorprende ,por su gran variedad, desconocidos cada plato ,por mí y la bonita vista de la fachada,sin contar los detalles curiosos que nos habéis mencionado o comentado.!Gracias por la información!
Es una fusión de sabores única. Quedamos muy encantados 😋