DESCRIPCIÓN
Como sorpresa para el día de la madre, decidimos ir a un restaurante un poco diferente. No solo por la comida que ofrecen, sino por lo particular del lugar. Se trata del Restaurante Sagar, ubicado aquí, en Madrid, en el Barrio Salamanca.
Pero lo más característico era que habíamos visto en multitud de ocasiones el programa de Alberto Chicote «Pesadilla en la Cocina» y, más concretamente, este de Restaurante Sagar; uno de los pocos lugares que mantuvieron propietaria y que además logró salir a flote con creces, de ahí que lo repitan tantas veces a día de hoy.
Nada más entrar hay algo que nos impresiona; el lugar es muy tranquilo y agradable aunque no tan grande como parecía en televisión. Esto tiene su parte positiva y es que la atención es muy personalizada.
A su vez, hay que decir que no solo estaba el espacio interior, pues este lugar tiene terraza en calle peatonal, lo que también invita a comer fuera si hace buen tiempo.
Nosotros decidimos comer dentro y disfrutar así de la decoración, la cual hay que mencionar que es muy apropiada. Nada más entrar, la amabilidad se hace presente en la propietaria y en cada uno de los camareros. Una persona de la que no tenemos ninguna queja, pues nos trató muy bien y fue muy agradable para los niños; especialmente con nuestra hija más pequeña, la cual acababa de cumplir años.
Lo primero en llegar sin haber pedido, eran los aperitivos. Constaban de unas tortas de maíz, típicas en la cocina hindú, y tres salsas; una de yogur y menta, una picante y la otra que no recordamos 🙂 pero que nos aconsejaron mezclarla con la blanca, descubriendo unos sabores nuevos.
Mientras abríamos boca, nos tomaron nota de la comida y la bebida. Debemos mencionar que nos decantamos por el menú degustación (éramos 3 adultos y 2 niños y la propietaria nos dijo que con 3 menús degustación para adultos iríamos bien). Lo hicimos sin mirar la carta y fue una elección que posteriormente lamentamos pues al mirarla nos dimos cuenta de que había muchos platos que nos hubiese gustado probar y habríamos prescindido de otros que sí probamos en dicha degustación.
De beber, los adultos nos inclinamos por un vino Ribera del Duero cuya elección es «ir a lo seguro».
Mientras dábamos buena cuenta de los aperitivos, nos llegó la fritura de verdura rebozada en harina de garbanzo, cebolla frita y empanadilla de patata y guisante. Se trataba de un entrante muy rico que, a pesar de no parecer muy «amigable» para los niños, les encantó.
Después le tocó el turno al Naan de queso, al Chicken Tikka y al Malai Tikka. El Naan es bien conocido por aquellos que alguna vez hayan acudido a algún restaurante hindú. El Chicken Tikka es pollo adobado con jengibre, yogur y limón; el Malai Tikka es pollo adobado con nata, almendra y anacardos. Aunque ambos estaban genial, destacó el Chicken Malai Tikka por su sabor suave y sabroso. Se podía percibir los trozos de almendra y anacardos en boca y visualmente.
No sabemos si es porque el Naan estaba muy bueno, pero nos pareció poco para los cinco; incluso si hubiéramos sido tres habría sido, quizá, poca cantidad.
Lo que vino después fue bastante curioso, pues comenzaron a ponernos sobre la mesa una velitas para mantener calientes los platos que vendrían a continuación. Se trataba del Cordero Picante, el Pollo Tikka Masala y las Albóndigas de verdura y Arroz Basmati con verduras. Todo con un sabor espectacular y con el curioso detalle de las velas.
Entre las virtudes de la propietaria que ya hemos mencionado, también se encontraba la de querer que estuviésemos a gusto en todo momento, consultándonos a cada rato si queríamos más. Lo cierto es que nos quedamos con un poco de hambre, de modo que pedimos otra ronda del Pollo Tikka Masala y el Arroz Basmati. Lo pusieron velozmente y no nos cobraron más por ello.
Por último llegaron los postres. Hay que decir que dado que había sido hacía poco el cumpleaños de la más pequeña, la dueña nos sorprendió con una forma de corazón en los postres, una velita y cantando un «cumpleaños feliz» improvisado que a nuestra hija le encantó, haciendo incluso que el resto de comensales de la sala acompañaran en el cántico.
Además, le trajo también un regalo improvisado para que ella pudiera pintar.
El postre se trataba de helado de pistacho, helado de mango y dulce de zanahoria. Todo ello acompañado de unas gominolas.
Cuando creíamos que ya todo había terminado, apareció el chupito digestivo… aunque la cantidad era mucho mayor. Tres licores que se agradecían al terminar de comer.
El precio era más o menos el esperado por lo que pedimos. Un montante que va acorde con el lugar en el que se encuentra.
La atención fue tan buena y agradable que estuvimos con ellos conversando unos minutos e incluso haciéndonos fotos. Unas personas sumamente agradables que dio gusto visitar.
RESUMEN
Se trata de cocina hindú muy bien elaborada, una atención inmejorable y una decoración preciosa, aunque un precio algo elevado. Es evidente que el sitio y la calidad se pagan, pero echamos de menos más cantidad de algunos de los platos.
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Restaurante Africano La Teranga (Madrid).
Lo que habéis descrito,me ha dejado gratamente sorprendida, pues aunque en algunas cosas,el precio haya sido discretamente elevado,Todo,Todo lo demás,bien que se lo merece,pues en calidad,diversidad y servicio,se merecen todos los halagos que les habéis hecho,ateniéndose siempre a vuestra sinceridad .Pienso que es un sitio a conocer y a repetir.
La atención y el sabor son inmejorables ☺️