Kultura Gastrobar Peruano (Alcorcón)

Localización: Aquí.

ACTUALIZACIÓN MAYO 2023
Este lugar está cerrado permanentemente.

Muchos fueron los días en que nos revoloteaba la cabeza la idea de ir a un restaurante peruano a comer. Y es que, en multitud de ocasiones, hemos escuchado que la cocina peruana es digna de mención y una de las más ricas del mundo.

Pensamos por un momento en ir a Perú, pero claro… el coronavirus. De modo que nos teníamos que conformar con ir a un restaurante donde nos pudieran ofrecer esta cocina.

Al mirar diferentes reseñas por internet, nos encontramos algunos lugares cerca en los que la puntuación no era muy buena y nos costó encontrar uno que ofreciera un mínimo de garantías en base a las opiniones de la gente. Finalmente dimos con uno, el «Kultura Gastrobar Peruano» en Alcorcón.

Lo primero que hay que mencionar es que es una zona con bastante aparcamiento. Ya sea en una calle u otra cercana, hay bastantes lugares para poder dejar el vehículo.

El bar se encuentra en el interior de una urbanización. No es difícil de encontrar si se siguen las indicaciones.

La primera impresión es que todo estaba muy limpio. Es un local pequeño con sillas de plástico algo feas pero muy cómodas y amplias. De hecho es un punto que nos sorprendió, a pesar de ser de plástico eran más cómodas que otras sillas de maderas con mejor aspecto.

Nos ofrecieron la carta nada más sentarnos y… ¡oh, no! de plástico. ¡Qué manía!

Carta de Kultura Gastrobar Peruano.

Como dijimos al inicio de este post, teníamos muchas ganas de probar la cocina peruana, de modo que nuestra comanda fue algo extensa.

En primer lugar pedimos tamales… ¡vaya! no tenían. Y es que en este lugar se estila desayunar tamales con un batido casero muy rico (del que hablaremos luego), de modo que se habían quedado sin género para poder elaborar este plato.

Ordenamos las bebidas y nos trajeron con ellas un aperitivo. Se trataba de un tipo de maíz tostado llamado «cancha». Es algo más suave que los típicos «Quicos» de aquí pero algo más salado y mucho menos pesado.

Canchas como aperitivo con la bebida.

Empezamos con los platos y pedimos para la más pequeña la famosa Salchipapa. Es un plato con el que vas a lo seguro cuando quieres que los niños salgan contentos y satisfechos. Hay que mencionar que la cantidad era más que aceptable para una niña de cinco años.

Salchipapa.

Pedimos, a su vez, varios entrantes para poder probar un poco de todo. Los iremos mencionando uno a uno.

Causa rellena.

La causa rellena es una especie de puré de patata condensada con aceitunas, guisantes… con un sabor muy interesante en su interior, relleno de pollo y mayonesa. Este plato duró lo que un parpadeo ya que a los niños también le encantó.

Papa a la Huancaína.

Aunque la papa a la huancaína lo trajeron casi al final, pues el orden de salida fue un poco caótico, hay que decir que tenía un sabor sumamente curioso. La salsa es cremosa con un toque picante que poco o nada se parece a lo que acostumbramos a probar aquí, en España. Esta embadurna las rodajas de patata cocida sobre la lechuga, lo cual nos lleva a mencionar otro dato positivo, la cocción de las patatas era perfecta.

Tallarines verdes con ternera.

Este fue el plato por el que se decantó nuestro hijo de diez años. Se trata de unos tallarines al pesto con un filete de ternera sobre él. Hay que mencionar que los tallarines en realidad fueron espaguetis. Desconocemos si allí también cobran este nombre, pero el sabor estaba muy bien aunque no impresionó tanto como otros platos.

Ceviche.

El ceviche era algo que estábamos obligados a probar. El sabor fue de lo más placentero y superó nuestras expectativas. El acompañamiento de ingredientes propios de importación hizo que los sabores y la textura nos transportaran. Las canchas volvieron a estar presentes y ahora, además, otro tipo de maíz llamado choclo, de grano grande.

El boniato daba un toque espectacular y la salsa hecha con leche de tigre hacía que pudiéramos saborear algo nuevo.

Lomo saltado.

El siguiente plato, lomo saltado, tampoco decepciona, un sabor especial que explota en el paladar, siendo una novedad a menos que conozcas la comida peruana. Investigando pudimos comprobar que se trata de uno de los platos más consumidos en Perú; ahora entendemos el porqué.

Anticuchos.

Estábamos terminando de comer cuando decidimos probar uno más. No porque tuviéramos hambre, sino porque deseábamos investigar más sabores que este bar nos podía ofrecer. De este modo, pedimos anticuchos. Se trata de corazón de vaca marinado en ají panca y especias. Hay que mencionar que se trata de un plato potente, pero si os gustan los sabores fuertes lo vais a disfrutar.

¡Y llego el momento del postre! Sí, estábamos llenísimos, pero queríamos comprobar si los postres estaban también en la línea de sabores y calidad de lo que ya habíamos probado… pedimos tres diferentes, todos ellos caseros.

Tarta de chocolate peruana.

Lo que su nombre indica; una tarta de chocolate para los amantes de este sabor. En este caso hay poco que reseñar.

Tarta helada peruana.

Esta tarta helada peruana tenía un sabor de lo más interesante gracias a las tres texturas de las que se puede disfrutar; la gelatina de fresa, la parte cremosa y el bizcocho.

Alfajores peruanos.

La diferencia la marca el hecho de que la base está hecha con maicena, lo que hace que se deshaga con mucha facilidad en la boca. Su relleno de dulce de leche se saborea con gusto, pues está presente en cantidad pero, a la vez, no se hace nada pesado. Unos alfajores peruanos muy ricos.

Para terminar, y dada la amabilidad y hospitalidad de los dueños, nos ofrecieron unos chupitos que no pudimos rechazar. Uno de hierbas y otro de crema, ambos riquísimos.

Chupitos de hierbas y crema.

Llegó el momento de pedir la cuenta y la verdad es que nos sorprendió para bien. Unos platos muy bien elaborados, fieles a las presentaciones y sabores de los que se hacen alarde y sin faltar la cantidad. Todos ellos bien generosos.

Cuenta del Kultura Gastrobar Peruano.

Recordar que en este caso fuimos cuatro comensales; dos adultos, un niño de diez años y una niña de cinco.

¡Pero eso no fue todo! Como dijimos al principio, queríamos probar los tamales. ¿Solución? Volver al día siguiente a la hora del desayuno para probarlos (y así lo hicimos). Adelantamos que el precio de cuatro desayunos con su correspondiente batido natural más un café costó 25 €. Eso sí, las cantidades también fueron muy buenas, tanto del batido como de los tamales.

Tamal con batido de papaya.
Batido de mora.

RESUMEN

A pesar de que los tiempos de espera eran algo largos, estos se veían compensados por el sabor y elaboración de los platos, dignos de un buen restaurante. La atención fue muy buena en todo momento y los gerentes del local muy amables. Los precios no nos parecieron excesivos en ningún momento y, como hemos dicho, la cantidad bastante buena. Se notaba que la comida estaba hecha al momento y que no había nada precocinado. Conviene reservar con antelación ya que, a pesar de no estar concurrido, es un local algo pequeño con pocas mesas (más aún ahora con la distancia COVID).

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