INFORMACIÓN BÁSICA
Localización: Aquí.
- Pros: Bonita y gran conjunto arqueológico rodeado de naturaleza y con multitud de información. Bastantes bares y restaurantes en los que disfrutar justo a la salida.
- Contras: Demasiadas zonas cerradas.
DESCRIPCIÓN
Estando en Andalucía y teniendo en cuenta que vamos muy asiduamente para encontrarnos con familiares, decidimos hacer una visita obligada: el conjunto de restos arqueológicos de la primera ciudad romana en la península; Itálica.
Lo primero que hay que mencionar, aunque algunos no lo verán importante, es la facilidad de aparcamiento que hay en una avenida no terminada justo en frente pasando la entrada (si la dejamos a nuestra izquierda) o unos metros antes de llegar (si la dejamos a nuestra derecha).
Al entrar vemos una primera parte muy espaciosa que nos adelanta que estamos en un lugar con restos arqueológicos pero también con mucha naturaleza.
Tras pocos metros vemos tres partes claramente diferenciadas: izquierda, que nos lleva a la ciudad; centro, que nos lleva al anfiteatro; derecha, que nos lleva a la galería superior del mismo.
Era una pena que no pudiéramos tomar el tercer camino, pues este se encontraba cerrado. De la misma manera, en el anfiteatro, solo podíamos recorrerlo sin poder entrar en ningún lugar, teniéndonos que contentar con observarlos desde la distancia.
No obstante, aprovechamos para hacer varias fotos, tanto para el «post» como personales. Destaca lo espacioso y la singularidad de los anfiteatros romanos.
Volviendo tras nuestros pasos y subiendo por un desnivel hacia la izquierda, nos topamos con una serie de esculturas y restos arqueológicos cuya fotografía es casi obligada.
Si continuamos por la cuesta, al final de esta, llegamos hasta la ciudad de Itálica. Cabe mencionar que todo está muy bien indicado y que los paneles informativos ofrecen una gran cantidad de información donde merece la pena perder un poco de tiempo para adquirir un poco de cultura y entender un poco la idiosincrasia de la sociedad romana.
El primer edificio con el que damos es el de la Exedra; uno de los edificios de mayor superficie de toda Itálica y que, probablemente, se tratara de un lugar de uso multitudinario.
Ascendiendo por la vía un poco más, y girando a nuestra izquierda, nos detuvimos un poco para admirar el lugar y comprobar también cómo eran las calzadas romanas (o lo que quedan de ellas).
A la izquierda vemos otro edificio de uso común, las letrinas colectivas. Un lugar que suscita un gran número de preguntas entre los más pequeños, a la par que alguna que otra sonrisa.
A escasos metros en la misma dirección, podemos apreciar un Opus sectile, destacado por emplear distintos tipos de mármoles.
Poco más adelante encontramos una indicación que nos informa de lo que vamos a poder ver si continuamos el camino; el Mirador de Trajano, la Casa del Patio Rodio y la Cañada Honda.
Hacemos caso de los paneles y nos dirigimos hasta el Mirador de Trajano, un punto alto de la ciudad donde Trajano divinizado hace presencia en una pequeña plaza.
Después nos adentramos en la Cañada Honda y vemos la entrada de la Casa de Hylas, la cual no está excavada en su totalidad.
Continuamos nuestro descenso y a la derecha podemos hacer un pequeño giro y entrar en una zona donde encontramos, en primer lugar, la “Casa de los Pájaros” y después casas con un cartel donde se nos explican los ámbitos domésticos privados. Justo a su izquierda encontramos la “Lararium”, un pequeño altar doméstico. En torno a todo a ello, en el centro, se encuentra el pozo, que ha sido recreado.
En este cambio de acera descendiendo por la calzada, admiramos la Casa del Patio Rodio y la mencionada Casa de los Pájaros. La primera tiene una organización de las estancias en torno a un peristilo central con sus galerías a distinta altura; la segunda tenía dos entradas: una pública y otra privada.
Insistimos en que merece la pena hacer paradas para leer la numerosa información que nos brindan en esta atracción turística.
Continuamos y al torcer la esquina nos topamos con una de las tarbernae, un local comercial que constituía una fuente de ingresos extra para el propietario.
Justo a su lado, una panadería fácilmente identificable gracias a los hornos que aún se conservan. Las panaderías eran muy comunes en las ciudades romanas. En este lugar se molía la harina justo antes de hacer el pan.
Continuando por la acera, vemos la entrada a la Casa del Planetario; un lugar que, a nuestro parecer, guarda un importante interés gracias a sus diversos mosaicos, girando todo en torno a una pequeña plaza.
Además del mosaico del planetario, se puede ver el de Baco y Ariadna.
Siguiendo la ruta escogida, pues no hay ninguna recomendada, vamos hasta otro cruce donde tenemos “Las Termas Mayores” para un lado y la “Puerta Libitinaria del Anfiteatro” de frente y la “Laguna”, que se encuentra también cerrada.
Y, finalmente, recorremos la calzada para la vuelta observando la vegetación que impregna toda Itálica. Multitud de praderas verdes alrededor, obsequio de la naturaleza, que no hace de extrañar que los romanos eligieran dicho lugar para fundar una preciosa ciudad.