INFORMACIÓN BÁSICA
DESCRIPCIÓN
En estos días de pandemia, y teniendo en cuenta los problemas actuales con el coronavirus, decidimos hacer un senderismo dentro de nuestra Comunidad. De entre todos los que pudimos ver nos lanzamos a realizar el de Hoyos de Manzanares.
Hay que resaltar que, en primer lugar, nos decidimos por este porque la dificultad es baja y tiene mucho verdor alrededor lo que supondría un deleite visual especialmente para los niños.
La ruta elegida fue la que ponemos en este enlace http://antotemo.blogspot.com y de ahí mismo descargamos el GPX para poder seguir nuestra ruta. No obstante, la modificamos un poquito en base a las necesidades del momento las cuales vinieron motivadas principalmente por la falta de aparcamiento que había aquel día, lo que nos hizo tener que empezar en otro lugar que detallaremos más adelante.
Para la que escogimos, como bien decíamos, nos situaba como punto de inicio y final del recorrido en el centro del pueblo. Pero como hemos dicho nos era imposible aparcar de modo que decidimos buscar un lugar menos plagado de coches y con más aparcamiento pero que a la vez nos permitiera poder conectar con el inicio de la ruta. Encontramos un buen sitio en la Calle Madrid (inicio en el GPX que compartimos) y que al cruzar, nos situamos en la calle Tejera y de ahí hasta el final de esta.
Al llegar al final nos encontramos con una imagen tal como esta, la que nos indica la entrada a la naturaleza al margen de las preciosas casas que vamos dejando a ambos lados de la calle.
A pesar de que fuimos a finales de Diciembre, se destaca el verdor y las bonitas praderas bañadas de luz. Un lugar digno de visitar y al que escapar después de respirar la contaminación de la gran ciudad. Nada más entrar en la naturaleza ya se puede apreciar lo que, sin duda, será un bonito lugar donde pasar el día y disfrutar con la familia.
A poco que caminamos siguiendo el sendero (y sorteando algunos charcos embarrados que nos íbamos encontrando por el camino) llegamos a la primera señalización que ya nos indica lo que debemos hacer. Eso sí, continuábamos siguiendo las indicaciones de la app GPX Tracker con nuestra ruta cargada para no perder tiempo en orientarnos e ir «directos al grano».
Ya aquí se nos dice que nos dirijamos a la izquierda, no sin antes comprobarlo en nuestra aplicación para asegurarnos que vamos por el camino correcto.
Nos movemos hacia unas casas que se encuentran a la izquierda, pero pronto giramos a la derecha para continuar la ruta y dejar a nuestras espaldas una estampa que volveremos a ver a la vuelta.
Seguimos la ruta indicada que, además de subir, nos desplaza ligeramente hacia la derecha hasta dar con una bonita roca. Aquí hacemos una pequeña parada.
Pronto el sendero empieza a mostrarnos lo prometido. Bonitas rocas por todos lados dispuestas de una manera digna de una fotografía profesional y que nos recuerda la inigualable belleza de la naturaleza.
Este lugar es perfecto para realizar unas cuantas fotos y no olvidarnos del recorrido.
Siguiendo todo el sendero y siguiendo sorteando algún que otro barrizal, llegamos al primer lugar donde el camino se bifurca. En nuestra ruta cogimos hacia la derecha, tal como figuraba en la descargada.
Por el camino nos fuimos encontrando numerosos charcos casi helados debido a las bajas temperaturas de la noche anterior, pero que los niños emplearon rompiendo hielo a su paso.
A lo largo de todo el recorrido, y hasta donde alcanza la vista, nos vamos encontrando con enebros, encinas, juncos, chopos… a la par que pequeños arroyos que embellecen el paisaje.
Lo más divertido (si se puede llamar así) era sortear los diferentes barrizales que nos íbamos encontrando lo que provoca más de un pequeño rodeo que podéis apreciar en el «track» de la ruta. Esto nos recuerda que no es aconsejable hacer la ruta con niños si ha llovido mucho la noche anterior o si, de hecho, te empieza a llover por el camino. Por suerte nosotros solo tuvimos un pequeño ápice de las consecuencias de la lluvia, pero fueron más que suficiente para poder advertirlo.
Pronto llegamos a una zona donde se filmaron en el pasado diversas escenas de cine. Decimos «una zona» porque en realidad esta se extiende a lo basto por varios hectáreas y lo que en este punto podéis ver después se completará con más al otro lado del sendero.
Cogimos por la derecha y continuamos por el camino después de hacernos varias fotos y aprovechar para dar un trago de agua.
Continuando el camino y con los niños bastante contentos, llegamos hasta una roca desde la que se vislumbra una lejana vista de Madrid, pero que es digna de fotografiar.
Con un camino un poco más seco y una extensa vegetación a ambos lados del camino, por los cuales se hace extremadamente difícil perderse, seguimos disfrutando del paseo con tranquilidad. Eso sí, es un lugar también muy transitado por ciclistas y aunque hay que mencionar la gran educación y el profundo respeto con todo aquel con el que nos cruzábamos, nunca está demás vigilar un poco a nuestras espaldas, más aún cuando los pequeños tienden a correr de un lado a otro de manera imprevisible.
Seguimos caminando hacia arriba donde el terreno poco a poco se eleva y nos va mostrando la cara más abierta de los barrancos de la zona y, al fondo, la cruz Del Valle de los Caídos.
Lentamente el paso se va abriendo y llegamos al punto de interés señalado en nuestra ruta: el mirador de la Berzosa. Un lugar donde se explaya prominente la Sierra de Guadarrama y que nos sitúa en una posición elevada que nos permite unas vistas inmejorables.
Pronto veremos una señal que nos indica el camino a seguir para llegar hasta el citado lugar lo que bastará con seguir por la izquierda.
Al llegar a este lugar únicamente hay una mesa de picnic donde poder sentarse a comer. A su izquierda, nos encontramos con un cartel de información de dónde nos encontramos y lo que estamos viendo donde conviene perder unos instantes en leer la información que es de bastante interés.
Por este lugar es donde figura en nuestro «tracking» particular nuestra parada para comer. A pesar de haber bastante gente en los alrededores, el lugar es lo suficientemente amplio como para encontrar un hueco y disfrutar de un merecido descanso (sobre todo para los más pequeños) y tomar un tentempié, beber algo de agua y descansar unos minutos.
Después de este pequeño «break», continuamos nuestra ruta por una pequeña bajada situada a la izquierda. Una zona rocosa nos hace descender y nos estrecha el sendero durante unos cuantos metros.
Cuando el camino se estrechó y el follaje nos invadió, nos dio la sensación de habernos perdido, pero nada más lejos de la realidad. Íbamos por el camino correcto.
Poco antes de que casi desaparezca el sendero, nos encontramos con otra baliza que nos indica el camino que debemos tomar.
Eso sí, no hay que olvidar que nos encontramos en mitad de la naturaleza y que nosotros somos los que invadimos el hogar de numerosas criaturas. Por ello no debe extrañarnos escuchar algún que otro sonido de animal. A mí más concretamente me pareció escuchar el sonido de un jabalí.
A pesar de algún susto por dichos ruidos, continuamos por un ligero descenso hasta dar a un lugar precioso con un fino arroyo de agua casi cristalina. Un lugar perfecto donde parar un momento, hacer algunas fotos y disfrutar de la textura de un agua tan pura, limpia y fría.
A partir de aquí los arroyos se cuentan a montones. Todo ello sumado al ruido de la caída del agua nos da un ambiente maravilloso que merece la pena disfrutar.
Pasamos por una zona de descanso donde paramos a beber un poco de agua. Se encontraba un numeroso grupo descansado en ese lugar.
Pasamos de largo y llegamos hasta otra baliza que nos seguía indicando el camino a seguir, en este caso a la izquierda.
Al seguir esta indicación, nos llevó hasta un paso entre dos pequeños lagos y una gran roca situada en el centro. Los niños no pudieron evitar distraerse un rato más para jugar tirando piedrecitas a uno y otro lado del camino.
Lamentablemente, también había una cara «mala» en todo esto, y era las numerosas mascarillas «sin dueño» ni nadie que las recogiese que nos íbamos encontrando por el camino. Una lástima observar este tipo de conductas.
Continuamos subiendo no sin antes esquivar de nuevo numerosos barrizales y charcos. En este caso nos encontramos con multitud de personas que iban y venían en una dirección y otra a la par que muchos deportistas tanto en bicicleta como corriendo.
Llegamos hasta otra bifurcación bien señalizada donde se nos indica que el camino a seguir es a la izquierda.
Continuamos subiendo por camino que es algo más estrecho que el anterior y por donde discurre numerosa vegetación bastante próxima al sendero. Aquí llegamos a un camino donde tenemos que girar. En este caso no encontramos ninguna baliza señalizada lo que nos obligó a revisar el mapa.
El camino se sigue cerrando y vuelve a aparecer otra baliza que nos indica el camino a seguir.
Seguimos caminando y nos topamos con otro desvío sin señalización donde debemos girar a la derecha.
Justo al girar por el camino mostrado en la foto de arriba, nos encontramos a nuestra derecha un cartel que nos advierte de que estamos próximos a una zona apícola, de modo que hay que tener cuidado de no desviarnos del sendero.
Tras varios metros de camino, vemos la espalda de otro cartel similar lo que nos indica que hemos abandonado la zona de apicultura a la par de la coincidencia con otra baliza que nos muestra el camino que debemos tomar.
Volvemos a pasar por algunas zonas algo encharcadas y nos cruzamos con varios ciclistas. El camino se ensancha y estrecha dependiendo del tramo por el que estemos pasando. En esta subida podemos disfrutar de la vegetación y las zonas rocosas. Sin embargo, no tanto de las vistas, de las que disfrutaremos pronto cuando lleguemos a una pequeña cima.
Continuamos la dirección obligada donde nos vamos encontrando algún que otro claro entre tanto follaje.
En el último tramo se nos estrecha el sendero considerablemente hasta que llegamos a una bifurcación donde debemos elegir qué camino queremos tomar. Si vamos a la izquierda y continuamos por un pequeño camino que nos hace subir por una zona un tanto empedrada, acabaremos en el mirador de la «Cruz del Pan». Este precisamente es el que da nombre a esta ruta de senderismo. Si, por el contrario, deseáis prescindir de ello o los pequeños se encuentran ya algo cansados, podéis tomar el camino de la derecha para continuar ruta que nos guiará hasta el final de nuestro recorrido.
Nosotros decidimos hacer el pequeño desvío a la izquierda, por el que después volveríamos, para ir al mirador y hacernos unas cuantas fotos. En la ruta que compartimos en este «post» viene dicho desvío, tanto en la que seguimos como en la que hicimos nosotros.
Volvemos sobre nuestros pasos para acabar en el desvío que nos encontramos antes de girar hacia la izquierda. Ahora seguimos de frente (que habría sido lo mismo que tomar el camino hacia la derecha). El camino discurre sin dificultad y nos lleva hasta otra baliza.
Continuamos tal como se nos indica y siempre coincidiendo con el «tracking» hasta llegar a un cruce de caminos. A pesar de ser varios, la señalización nos indica convenientemente hacia dónde debemos ir.
Ya acabando y habiéndose anunciado el principio del último tramo del camino, tuvimos que atravesar una zona muy embarrada donde más de un miembro de la familia metió el pie donde no debía provocando unas risas y una cierta preocupación por tener algún que otro pie completamente mojado.
Y tal como comentamos al principio, el sendero nos lleva hasta otra zona donde se filmaron también algunas escenas de películas «western» años atrás. Esta zona es diferente a la mostrada al inicio de la ruta.
Ya terminando, comenzamos una bajada por otra zona empedrada y con numerosas rocas donde había que vigilar dónde se pisaba, sobre todo por los más pequeños, y que ya empezaba a recordarnos que el sendero llegaba a su fin.
Con los niños algo cansados, llegamos a la primera zona de descanso que indicamos en este post, solo que en esta ocasión el sol la bañaba en su zona media pues estaba ya dispuesto a ocultarse.
Continuamos el camino obligado hasta una bifurcación que nos llevaba al inicio de la ruta pero que nosotros seguimos de largo para cortar camino hacia abajo en dirección a la urbanización de casas por la que habíamos pasado al inicio del recorrido. Esta nos llevaba a la calle que seguimos y que nos indicó nuevamente el camino a donde teníamos aparcado nuestro coche.
RESUMEN
Esta ruta de senderismo es bastante entretenida para los más pequeños y tiene una dificultad baja. A pesar de las pequeñas subidas y bajadas que hay, no requiere un especial cuidado y esta no se extiende más de lo que un niño, con sus pequeñas piernas, podría realizar. Cuando la hicimos, la más pequeña solo había hecho otra ruta a parte de esta, luego no estaba especialmente acostumbrada a largas caminatas y, sin embargo, la realizó sin ninguna dificultad.
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